Ver Mulholland Drive puede ser curiosamente placentero. Los vendedores de psicotrópicos deberían advertirnos de no mezclarlos con ciertos productos audiovisuales.
Debo confesar que necesito verla una o dos veces más. Los constantes giros de guión y la maestría a la hora de hacer una película dentro de otra en modo matrioska, fascinan de tal forma que bien merece dedicarle otros 147 minutos de mi vida.
Naomi Watts en el papel de Betty |
Nueva confesión: Después de haber visto esta obra, miro con otros ojos a Naomi Watts. Desde mi desconocimiento de la profesión de actor, es sublime la forma en que es capaz de llegar a registros extremos tan alejados en un mismo personaje sin que desentone con el contexto de contrastes al que nos acostumbra Lynch. Y no solo eso, en mi opinión, Watts es el engranaje de la película. Ya no es una rubia más. Una cara bonita. Yo le llamaría otro "efecto DiCaprio".
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